La agenda comercial de Donald Trump ha tomado un giro drástico con la imposición de un arancel global del 10% en todas las importaciones, que se incrementa a un 34% para productos provenientes de China y un 20% para aquellos de la Unión Europea. Esta estrategia provoca inquietud sobre el impacto que tendrá en la economía de Estados Unidos y el resto del mundo. La búsqueda de una balanza comercial más favorable podría tener consecuencias severas para los mercados y la cooperación internacional.