Donald Trump ha tomado los aranceles como una herramienta clave para imponer sus intereses, advirtiendo sobre tarifas que podrían elevarse a miles de millones de dólares. Esta estrategia está dirigida principalmente a obligar a los fabricantes a trasladar sus operaciones a EE. UU. y amenazar a países como Rusia y China con sanciones si no cooperan. Esta política podría tener repercusiones significativas para México y Canadá, que dependen en gran medida de sus exportaciones a EE. UU. y están caminando sobre una cuerda floja al enfrentar posibles aranceles adicionales.