El renovado Gobierno alemán ha tomado la decisión de aplicar un enfoque más rígido en sus políticas migratorias, estableciendo que rechazará a los solicitantes de asilo en las fronteras del país. Esta medida, anunciada el 7 de mayo, tiene como objetivo principal la reducción tanto del número de llegadas de inmigrantes irregulares como de solicitudes de asilo, desatando un debate sobre sus implicaciones para la política interna del país y la figura de Friedrich Merz, líder de la oposición.