La corrupción en las aduanas mexicanas ha alcanzado un nivel alarmante, convirtiéndose en un punto de entrada para drogas, armas y otros productos ilegales. Alejandro Gertz Manero, fiscal general, ha afirmado que la documentación aduanal está falsificada, lo que permitió la entrada ilegal de diez millones de litros de diésel a través del puerto de Tampico. Expertos destacan que este fenómeno no solo involucra a agentes aduanales, sino también a funcionarios del gobierno y empresarios. Las aduanas han sido identificadas como un núcleo donde opera la delincuencia organizada, representando un impacto significativo en el Producto Interno Bruto del país.