En una reunión mantenida en Washington, el presidente salvadoreño Nayib Bukele comunicó a Donald Trump su decisión de no deportar a Kilmar Ábrego, quien había sido enviado accidentalmente a El Salvador. Bukele justificó esta medida alegando que Ábrego es considerado un “terrorista”. Este intercambio resalta las tensiones en las relaciones migratorias entre ambos países y la complejidad de la política actual.